El Patrimonio Natural
El término municipal de Orea cuenta con una serie de parajes rurales y enclaves naturalísticos que muestran una gran riqueza y diversidad en relación con la flora y fauna.
Cerro de San Cristóbal
El Cerro de San Cristóbal es —con sus 1862 metros— uno de los techos del Alto Tajo desde el que puede gran parte del territorio de Orea y el fondo del valle donde se enclava. En la altiplanicie de este cerro se encuentra su vértice geodésico y la ermita de San Cristóbal, un lugar idóneo para disfrutar de la observación astronómica gracias a su altura y a la claridad y limpieza de sus cielos. En cuanto a la edificación no tiene nada de especial, pero si el entorno en el que se sitúa —amplios horizontes, verdes colinas y rocas salpicadas entre sabinas, zarzas y rosales—.
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Laguna de la Salobreja
La laguna de la Salobreja es una de las más singulares de todo el Parque Natural del Alto Tajo y consiste en un pequeño humedal de origen kárstico, situado en el fondo de una gran dolina que se asienta sobre un sustrato de arcillas, sales y yesos del Keuper. La arcilla forma una capa impermeable con una gran cantidad de sales que evita la filtración de las aguas y explica la salobridad de la laguna. Este punto hidrográfico —en cuya orilla se encuentra una orla de junquillo— se sitúa en una pradera con prados de diente que es aprovechado por el ganado lanar y en el que florecen durante la primavera ranúculos —botón de oro—. En el interior de la laguna y sus alrededores existe una gran biodiversidad de anfibios y mamíferos —ciervos a destacar— , así como pinos silvestres, sabinas rastreras, enebros y arlos.
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Antiguo volcán de Orea
Muy cerca del pueblo de Orea se encuentra una zona de rocas —que contrastan con el resto del paisaje— compuestas por pequeños cristales de minerales como cuarzo, feldespatos y micas. Hace aproximadamente 270 millones de años, esta zona del Parque Natural se encontraba sobre una bolsa magmática que debido a los movimientos en la corteza terrestre empujo —en dos erupciones diferentes— el material que albergaba hacia el exterior. Estos materiales dieron como resultado un conjunto de rocas o minerales a los que se les llama dacitas, gracias a los cuales se sabe que un día fueron el producto de un volcán debido a su composición. A estas rocas se las clasifica como ígneas volcánicas: ígneas porque proceden de un magma y volcánicas porque el magma se enfrió y se consolidó en la superficie, no en el interior. Geológicamente hablando se puede decir que en el Paleozoico, la orogenia Varisca fue la responsable de la transformación y plegamiento de las rocas sedimentarias originadas bajo el mar. Este proceso generó cuarcitas y pizarras fuertemente plegadas que son las que forman la Sierra de Orea. Después se originaron una serie de fracturas a través de las cuales ascendió magma desde el interior de la Tierra. Se inició así un episodio volcánico en el que no se formó un volcán de forma cónica, sino que el magma ascendió a la superficie a través de grietas y fisuras, acumulándose junto a ellas dando lugar a un vulcanismo muy puntual. En total en el antiguo volcán de Orea se acumularon cerca de 250 metros de conglomerados gris-verdoso, pero no fue el único lugar de la región donde hubo erupciones sino que, al mismo tiempo, también sucedieron en otras zonas cercanas de Guadalajara, Cuenca y Teruel.
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Río de piedras
El río de piedras consiste en una acumulación de miles de bloques angulosos de cuarcita que cubre la ladera del Cerro de San Cristóbal. Este fenómeno natural —también conocido como río de bloques o río de rocas— se produce por un apilamiento de piedras procedentes de las crestas y escarpes de cuarcitas situados en las cercanías que deriva de la acción de la gravedad. La actividad del hielo y los cambios bruscos de temperatura fragmentan la dura cuarcita que se desprende y cae tapizando de rocas la ladera. El río de piedras de Orea tiene un espesor máximo de unos cuatro metros y una longitud de casi un kilómetro.
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Pino de las Siete Garras
El Pino de las Siete Garras es uno de los árboles más conocidos tanto del Parque Natural Alto Tajo, como de la provincia de Guadalajara. Se trata de un ejemplar de pino albar —Pinus sylvestris— de 23 metros de altura y un perímetro de 3,85 metros en su base. Toma su nombre de los siete brazos en los que se ramificaba este árbol. Pero actualmente solo pueden contemplarse seis de estos brazos, dado que uno de los mismos fue cortado cuando se secó. A pesar de encontrarse en un aceptable estado de conservación, presenta seca otra de las seis garras restantes como muestra de la vulnerabilidad que presentan los árboles añejos de los bosques. El enorme tamaño del pino se debe a que fue indultado de las entresacas realizadas en el bosque durante sus más de 230 años de vida. En el pasado, los oriundos creían que las siete garras de este pino eran en realidad siete pinillos que habían crecido sobre uno más grande, lo que dio lugar a su antiguo nombre —Pino de los Siete Pinillos—.
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Callejones de Peñas Rubias
Los callejones de Peñas Rubias —popularmente conocido como la ciudad encantada de roca— consiste en un curioso relieve que resulta de la erosión y el modelado de la piedra por los agentes atmosféricos en tiempos recientes. Las areniscas y los conglomerados que componen este tipo de rocas no constituyen un conjunto uniforme, sino que presentan fracturas, líneas de debilidad o discontinuidades (diaclasas) por las que la erosión actúa con más eficacia. Tras este proceso geológico, las raíces de los árboles y el agua inciden en las grietas, agrandando su tamaño progresivamente hasta llegar a independizar grandes bloques. El resultado de este fenómeno es un relieve de aspecto ruiniforme compuesto por una serie de materiales que corresponden a un tipo de formación geológica denominada buntsandstein y se generaron por la acumulación de sedimentos fluviales, transportados por enormes ríos hace más de 245 millones de años.
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Área recreativa Cerrillo Herrero
El área recreativa Cerrillo Herrero está situada en la dehesa de Valdemalos —a dos kilómetros de Orea—, en la carretera que lleva al campamento, al albergue y a las varias zonas de recreo que van saliendo entorno al cauce de un joven río Hoz Seca. Está enclavada al comienzo de un pinar del que se puede destacar el estado de conservación, siendo este uno de los más cuidados de todo el Parque Natural del Alto Tajo. Cabe mencionar que es un lugar muy frecuentado por los amantes de las setas y de los hongos en época de recolección y que tiene su propia regulación en esta materia. También sirve como refugio para diversas especies animales, por lo que no es extraño divisar una gran variedad de aves y mamíferos —como ciervos y corzos—. En el área recreativa Cerrillo Herrero se puede disfrutar del entorno natural, así como descansar y comer en la zona de mesas y bancos que —si bien no dispone de contenedores— cuenta con una fuente potable de aguas claras y puras.
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Área recreativa La Canaleja
El área recreativa La Canaleja también está situada en la dehesa de Valdemalos, concretamente en el camino que lleva de Orea a Orihuela del Tremedal —después de pasar el río de piedras—. El emplazamiento natural está acondicionado como merendero, dado que cuenta con una fuente para refrescarse y unas cuantas mesas con bancos de pícnic repartidas a la sombra de un denso y maduro pinar. Además de ser un espacio ideal para refugiarse del sol en los meses de calor, el área recreativa La Canaleja es uno de esos sitios donde los amantes del avistamiento de aves pueden disfrutar de la gran variedad de pájaros y rapaces forestales que pueblan estos bosques.
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Área recreativa Fuente de la Jícara
El área recreativa Fuente de la Jícara se sitúa en la carretera de Orea que se dirige al campamento, junto al cauce de un recién nacido río Hoz Seca. Este bonito y bien conservado pìnar alberga el Pino de las Siete Garras y garantiza actividades como la micología, el avistamiento de aves o birdwatching y el senderismo. El área recreativa cuenta con un refugio de montaña libre con dos espacios diferenciados donde poder dormir y encender un fuego, así como una fuente de mampostería de arenisca, mesas de merendero y columpios que quedan repartidos por todo el vallado perimetral —tanto al margen derecho como al izquierdo de la carretera—. En sus inmediaciones se puede visitar humedales y turberas, así como disfrutar del frescor y la sombra de los pinares de la zona.
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Área recreativa Fuente la Rana
El área recreativa Fuente la Rana es un espacio de especial encanto por la existencia de turberas, zonas encharcadas en las que se acumulan restos vegetales parcialmente descompuestos de gran interés botánico —debido a las condiciones particulares en las que crecen las especies de flora del lugar—. El origen del nombre de estos humedales deriva del proceso por el cual la materia orgánica se transforma en un tipo de carbón al que se le denomina turba, dependiendo de la dureza de las aguas que afloran se puede distinguir entre diferentes tipos de turberas. Además, el área recreativa Fuente la Rana cuenta con paneles informativos sobre las turberas, así como con mesas, una fuente y vallado perimetral —pero no dispone de contenedores—.
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